En el Día Internacional de los Voluntarios, Fundación Itaú destaca el trabajo de los colaboradores de Itaú que a través de los programas Lee para un Niño y Experiencia Empresa desarrollan una labor en beneficio de niños y jóvenes.
En diciembre de 1985, la Asamblea General de las Naciones Unidas instauró el Día Internacional de los Voluntarios, para celebrar un fenómeno global que trasciende fronteras, religiones y divisiones culturales, gracias al trabajo de millones de voluntarios que encarnan los valores fundamentales del compromiso, la inclusividad, el compromiso y el sentido de la solidaridad.
En Fundación Itaú reconocemos el valioso aporte que realizan nuestros 180 voluntarios que con sus acciones contribuyen a mejorar la calidad de vida de niños y jóvenes a través de nuestros programas Lee para un Niño, orientado a la primera infancia, y Experiencia Empresa, dirigido a jóvenes estudiantes técnico profesionales.
El poder del voluntariado radica en el impacto que generan las acciones no solo en los beneficiarios, sino que también en quienes las realizan y la mejor prueba de ello es el testimonio que entregan los voluntarios de banco Itaú.
“Ser voluntario es lo máximo. Compartir con niños es una energía diferente, porque cuando uno crece empieza a ver la vida de manera diferente y olvida que las cosas simples son las que de verdad valen la pena”, destaca Devin Díaz, ejecutivo de Inversiones del Contact Center, voluntario programa Lee para un Niño.
Rosa Cerda, ejecutiva Banca Personas de sucursal Providencia, y también voluntaria de Lee para un Niño comenta que “Soy voluntaria porque siento que con acciones por simples que sean podemos apreciar los cambios que se producen en las personas. Ya no eres un espectador, sino que aportas, eres parte y puedes ser hacer algo que tiene un real sentido”.
“Siento que es una oportunidad para entregar cariño y regalar sonrisas para que un niño se sienta acompañado, querido. Es tan poco tiempo para nosotros y un mundo para ellos”, señala Marcela Suzarte, ejecutiva Pyme de Quillota, quien ha participado leyendo a niños de la Ludoteca Minga Merced en Valparaíso.
Orieta Heresmann, ejecutiva de banca personas de la sucursal Reñaca, y voluntaria de Experiencia Empresa destacó que en su rol de tutora tuvo la “gran responsabilidad de guiar el aprendizaje de un joven, lo que me llena de satisfacción porque esta experiencia será muy valiosa para Fabián y su futuro”.
También voluntario del mismo programa, Sebastián Baeza, analista senior CRM señaló que “Primera vez que participo en esta experiencia y la verdad es que la encontré muy constructiva, porque dirigir a un secundario no es fácil y para ellos representa mucho”, afirma.
En tanto, Jonathan Covarrubias, gerente de Contabilidad y tutor de Francisca, contó que “me gustó ser tutor y apoyar el desarrollo integral de estos jóvenes. El ayudar en sus decisiones y proyectarlas hacia el futuro fue mi gran misión”.