Continuando con la estrategia de mantener una continuidad de trabajo con los jardines infantiles que participan en el programa Lee para un Niño, el día de ayer voluntarios de Itaú visitaron a un segundo grupo de niños del jardín infantil Agua Luna.
Ya se había corrido la voz, así que los niños y niñas que esperaban a los cuentacuentos de Itaú estaban ansiosos por su llegada. Esta vez fueron cerca de 45 los pequeños que disfrutaron de una entretenida tarde de lectura y risas, porque los libros y los voluntarios de Lee para un Niño contagian emociones que siempre terminan con una sonrisa en el rostro de los pequeños.
Ema Roa, directora del jardín infantil que pertenece a la red Junji, calificó la actividad como un gran aporte al fomento lector de los niños. “Lo que ustedes hacen tiene un tremendo valor, porque desde el cariño y la vocación de un voluntariado, están inculcando el amor por el libro”.
Para Carla Acevedo, gerente de Créditos del banco, esta primera experiencia fue alucinante. “Me motivé porque soy mamá de dos niños y me fascinan los libros. Ahora que mis niños están más grandes, tengo un espacio para feliz venir a enseñarles a otros niños y compartir un rato con ellos y también devolver un poco todas las cosas que yo he tenido y las oportunidades que he podido darles a mis niños. Se trata también de poder devolver la mano con estas acciones”, comentó.
Elizabeth Ibacache, de Itaú Inversiones S.A, esta es la tercera oportunidad en que comparte con niños y niñas. Para ella todas las experiencias son muy gratificantes. “Ellos nos están esperando y aunque en un primer momento estén ansiosos o distraídos siempre terminan cautivados por las historias que les contamos, por las imágenes o los colores, y eso está bien porque el aprendizaje se da desde todas esas dimensiones. Además, disfrutan, son felices y nosotros también”.