“Para mí ser voluntario es lo máximo. Compartir con niños es una energía diferente, porque cuando uno crece empieza a ver la vida de manera diferente y olvida que las cosas simples son las que de verdad valen la pena”.
Con esta reflexión Devin Díaz, ejecutivo de Contact Center de Itaú, describe el espíritu que caracteriza a los voluntarios que participan en el programa Lee para un Niño, iniciativa que a través del fomento lector contribuye al desarrollo integral de niños de entre tres y siete años, que se encuentran en situación de vulnerabilidad.
“Hemos compartido con 150 niños en situaciones muy distintas. En el SENAME, por ejemplo, notamos mayores carencias y eso conmueve. Es increíble ver como las emociones afloran en los niños y en los voluntarios que tienen la convicción de que los cambios hay que intencionarlos y sienten que lo están haciendo”, destacó Ana Lepe, gerente de Administración y Proyectos de Fundación Itaú.
Para Marcela Suzarte, ejecutiva Pyme de Quillota, el voluntariado es sin duda una experiencia enriquecedora: “Cuando llegó la invitación no lo dudé, porque siento que es una oportunidad para entregar cariño y regalar sonrisas, para que ellos se sientan acompañados y queridos. Es tan poco tiempo para nosotros y un mundo para ellos”.
Eduardo Puentes, agente de la sucursal Santa María de Manquehue, y que ha participado en dos actividades comenta que “hemos estado con niños con cargas emocionales muy potentes y eso nos enfrenta a instancias especiales y enriquecedoras. Hay tanto por hacer y es tan reconfortante para ellos y para nosotros”.
“La actividad me encantó. No había compartiendo con niños de una forma tan lúdica y cercana. Fue muy lindo, muy significativo para ellos y para nosotros. Ojalá se sumen muchos más, el país lo necesita tanto”, destacó María Angélica González, agente de la sucursal Valparaíso Intendencia.
Por su parte, María Soledad Fernández, directora del jardín infantil La Araucaria de Huechuraba, felicitó la iniciativa porque “mientras más experiencia tengan los niños en relación al lenguaje, su mente va a abrirse. Este voluntariado lo recibimos con mucha gratitud, porque ellos lo hacen por amor y eso se nota”.
Finalmente, Carolina Moraes, directora de la Fundación Minga Valparaíso, destacó que la actividad fue un gran aporte para nosotros porque acá los niños no tienen en sus casas una persona. La dedicación de ustedes fue maravillosa y ellos se van muy contentos”.